A menudo se afirma que la sauna infrarroja es más beneficiosa que la sauna convencional, que utiliza calor de una estufa.
Esta afirmación es un mito y no está respaldada por pruebas convincentes.
Generalmente, se presentan dos argumentos a favor de la sauna infrarroja:
- La sauna infrarroja tiene un efecto desintoxicante más fuerte.
- La temperatura más baja de la sauna infrarroja es más cómoda, lo que permite una estancia más prolongada en ella, y por lo tanto, un mayor efecto.
En cuanto a la primera afirmación, el sudor puede contener algunas toxinas y diversas sustancias químicas, pero en realidad la desintoxicación no es su principal función.
Los órganos responsables de la desintoxicación de nuestro cuerpo son los riñones y el hígado. Ellos cumplen bien con sus funciones y, por lo tanto, el sudor no necesita hacer este trabajo.
Así, la sudoración no está relacionada con la desintoxicación. El sudor puede contener dosis muy pequeñas de plomo, cobre y otros metales. Pero si el sudor contiene concentraciones peligrosamente altas de metales pesados, probablemente sea mejor visitar a un médico que una sauna.
La segunda afirmación — que la temperatura más baja de la sauna infrarroja la hace más efectiva que la sauna convencional — no tiene base científica, y la comodidad de estar en una u otra sauna solo puede discutirse en base a preferencias personales.
Varios tipos de baños han sido populares entre muchas culturas del mundo durante cientos de años. Por lo general, se mantiene una temperatura de 70–90 °C.
La práctica estándar de visitar un baño consiste en tomar un baño de vapor durante 10–20 minutos, luego tomar un descanso (o sumergirse en agua fría), y luego regresar al baño de vapor, repitiendo el ciclo varias veces.
Científicos finlandeses que estudiaron los efectos de la sauna en la salud descubrieron su impacto positivo en el sistema cardiovascular, la presión arterial, las enfermedades respiratorias ¡e incluso la demencia!
Su estudio más grande se basó en una cohorte de 2315 hombres de mediana edad, con un período de seguimiento de 20 años. La temperatura promedio en la sauna era de 77 °C. Los mejores resultados se observaron en los participantes que usaban la sauna 4 o más veces por semana.
Aunque los mecanismos exactos del efecto positivo de la sauna en la salud no se entienden completamente, el estudio concluye que la mayor frecuencia de visitas a la sauna está asociada con una reducción del riesgo de muerte súbita cardíaca, el desarrollo de enfermedades coronarias, enfermedades cardiovasculares y la mortalidad por todas las causas.
La radiación de la sauna infrarroja penetra más profundamente que el aire caliente en una sauna convencional y es comparable a la actividad física similar a caminar a un ritmo moderado.
Por lo tanto, una sauna infrarroja en casa puede ser especialmente útil para aquellos que se ven obligados a llevar una vida sedentaria debido a varias enfermedades del sistema musculoesquelético, problemas cardiovasculares o respiratorios.
La tecnología infrarroja no es nueva, pero la sauna infrarroja ha ganado popularidad solo en las últimas décadas.
La temperatura del aire en ella es de 40–60 °C. En la sauna infrarroja no se calienta el aire, sino el cuerpo.
El carácter penetrante del calor infrarrojo (de 3–4 cm) produce una sudoración abundante, pero la temperatura más baja del aire en la sauna infrarroja en comparación con la convencional, da una frecuencia cardíaca más baja.
Las sesiones en la sauna infrarroja pueden durar alrededor de 30–45 minutos. Por lo tanto, muchos la consideran más cómoda y segura.
Sin embargo, la sauna tradicional implica varias visitas a la sala de vapor, por lo que el tiempo total de la sesión a menudo supera los 45 minutos. Y la temperatura más alta en las saunas convencionales permite alcanzar el efecto más rápido.
Los resultados positivos de los últimos estudios finlandeses incluyen a muchas personas, cuyas sesiones de sauna generalmente duran solo 10–20 minutos.
La sauna infrarroja es menos social y más íntima. Las cabinas de las saunas infrarrojas de uso individual suelen estar diseñadas para 1–2 personas, lo que también es importante para muchos.
Hay mucha evidencia de que la sauna puede causar efectos fisiológicos profundos.
La exposición intensa y breve al calor aumenta la temperatura de la piel y la temperatura corporal y activa las vías termorreguladoras a través del hipotálamo y el sistema nervioso central, lo que lleva a la activación del sistema nervioso autónomo.
La activación del sistema nervioso simpático, el eje hormonal hipotálamo-hipófisis-suprarrenales y el sistema renina-angiotensina-aldosterona provoca efectos cardiovasculares con aumento de la frecuencia cardíaca, flujo sanguíneo cutáneo, gasto cardíaco y sudoración.
El sudor que se produce se evapora de la superficie de la piel y causa enfriamiento, lo que contribuye a la homeostasis de la temperatura.
En esencia, la terapia de sauna utiliza la característica termorreguladora de la homeotermia — la capacidad fisiológica de los mamíferos y aves para mantener una temperatura corporal interna relativamente constante con una desviación mínima de la norma.
Actualmente, no está claro si los baños de vapor causan el mismo nivel de respuesta fisiológica que las saunas secas, ya que la mayor humedad conduce a la condensación de agua en la piel y reduce la evaporación del sudor.
Pero una cosa es segura, según los datos disponibles, ambas saunas — tanto la infrarroja como la convencional — son igualmente beneficiosas.
Prueba diferentes y escucha tu cuerpo. Tal vez te guste el calor suave y el ambiente privado y tranquilo de la sauna infrarroja, o tal vez prefieras la sauna finlandesa convencional caliente en compañía de amigos.
En cualquier caso, después de cualquier sauna te sentirás mucho mejor. Con cualquier sauna es mejor que sin sauna.
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