5 mitos sobre la sal

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La sal de mesa ha acompañado a la humanidad durante milenios. No solo es el condimento más común, sino también el único mineral que los seres humanos consumen en su forma pura. La sal alguna vez fue tan valorada como el oro, y desempeñó un papel clave en la economía y cultura de muchas civilizaciones. Hoy en día, se ha convertido en un producto cotidiano y accesible, sin el cual es difícil imaginar nuestra alimentación.

A pesar de que la sal ha sido parte de nuestra vida durante mucho tiempo, todavía existen muchos mitos y conceptos erróneos en torno a ella. Vamos a desmitificar los más comunes para comprender mejor el papel que juega la sal en nuestra salud y cómo consumirla de manera correcta.

 

Mito 1: El cuerpo regula por sí mismo el consumo de sal

Muchos creen que se puede consumir sal en cualquier cantidad sin riesgo, ya que el cuerpo "sabe" cuánto necesita. Desafortunadamente, esto no es cierto. El cuerpo humano no está equipado con mecanismos que le permitan regular con precisión el consumo de sal y protegerse de su exceso. Hay casos documentados de intoxicación aguda por cloruro de sodio, algunos de ellos con resultado fatal, lo que demuestra tristemente esta incapacidad.

La sal es vital para nuestro cuerpo. Participa en el mantenimiento del equilibrio electrolítico de las células, asegura el correcto funcionamiento de los músculos y el sistema nervioso, y forma parte del jugo gástrico, ayudando en la digestión. En el cuerpo de un adulto que pesa aproximadamente 70 kg, hay alrededor de 200 g de sal. Perdemos parte de esta sal a diario con el sudor y la orina, por lo que es necesario reponerla regularmente con los alimentos.

Sin embargo, la cantidad diaria recomendada de consumo de sal es de solo 5 a 6 g (aproximadamente una cucharadita). En la dieta moderna de muchas personas, el consumo real de sal supera con creces esta cantidad. Esto se debe a la popularidad de alimentos ricos en sal: papas fritas, galletas saladas, frutos secos salados, conservas, embutidos, salsas preparadas y alimentos procesados. La comida rápida —pizza, hamburguesas, perros calientes— también contiene grandes cantidades de sal.

Recomendaciones:

  • Controle su consumo de sal, limitando la cantidad de alimentos salados en su dieta.
  • Lea las etiquetas de los productos, prestando atención al contenido de sodio.
  • Al preparar alimentos, use menos sal y trate de reemplazarla con hierbas y especias para mejorar el sabor.

 

Mito 2: La sal yodada es mejor que la sal común

A principios del siglo XX, en los EE. UU. y Europa, se comenzó a producir sal yodada en masa para combatir las enfermedades por deficiencia de yodo, como el bocio, que eran comunes en esa época. El enriquecimiento de la sal con yoduro o yodato de potasio ayudó a reducir significativamente los casos de estas enfermedades.

Hoy en día, la sal yodada está disponible en la mayoría de las tiendas, y muchos la consideran una alternativa más saludable a la sal común. Sin embargo, esta afirmación no es universal. La sal yodada puede estar contraindicada para personas con ciertas enfermedades de la tiroides, los riñones, tuberculosis, así como algunas afecciones de la piel. Las mujeres embarazadas y los niños menores de tres años deben consumirla con precaución y solo después de consultar a un médico.

Además, al conservar alimentos caseros, el uso de sal yodada puede alterar el color y el sabor de los productos debido a las reacciones del yodo con los ingredientes. Por esta razón, muchas amas de casa prefieren usar sal común para estos fines.

Recomendaciones:

  • Consulte con su médico antes de incluir sal yodada en su dieta, especialmente si tiene enfermedades crónicas.
  • Use sal yodada para la cocina diaria si no tiene contraindicaciones.
  • Para conservar alimentos y preparaciones caseras, prefiera la sal común.
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Mito 3: La hipertensión surge exclusivamente por comer demasiada sal

Existe la creencia de que el consumo excesivo de sal es la principal causa del desarrollo de la hipertensión. Aunque el consumo elevado de sal realmente puede contribuir al aumento de la presión arterial, no es el único factor de riesgo. La hipertensión es una enfermedad compleja, cuyo desarrollo está influenciado por múltiples factores:

  • Trastornos del sistema cardiovascular: aterosclerosis, alteraciones en el tono de los vasos sanguíneos, factores hereditarios.
  • Factores psicoemocionales: estrés crónico, agotamiento, colapsos emocionales.
  • Estilo de vida: inactividad, mala alimentación, obesidad, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol.
  • Herencia: predisposición genética a la presión arterial elevada.

Es interesante que el consumo insuficiente de sal también puede afectar negativamente la presión arterial. La falta de sodio estimula la producción de hormonas y sustancias que provocan la constricción de los vasos sanguíneos, lo que lleva al aumento de la presión.

Recomendaciones:

  • Mantenga el equilibrio en el consumo de sal, evitando tanto el exceso como la deficiencia.
  • Lleve un estilo de vida saludable: alimentación adecuada, actividad física, abandono de hábitos nocivos.
  • Controle regularmente su presión arterial y consulte a un médico si es necesario.

 

Mito 4: El consumo de sal debe ser mínimo o completamente eliminado

La moda de las dietas sin sal ha llevado a la creencia de que la sal es "muerte blanca" y que su consumo debe reducirse al mínimo o eliminarse por completo. Sin embargo, la falta total de sal puede causar graves daños a la salud. La deficiencia de cloruro de sodio puede provocar:

  • Alteración del equilibrio hídrico-electrolítico, afectando el funcionamiento de todos los órganos y sistemas.
  • Problemas en el sistema nervioso, que se manifiestan como irritabilidad, depresión, mareos.
  • Problemas cardíacos: arritmias, disminución de la presión arterial, desmayos.
  • Debilidad muscular y calambres.
  • Problemas digestivos debido a la reducción de la producción de jugo gástrico.

La deficiencia de sal es especialmente peligrosa para las personas que sudan intensamente: atletas, trabajadores de fábricas de alta temperatura, residentes de zonas cálidas. Además, se necesita un consumo adicional de sal durante episodios de vómitos prolongados, diarrea o fiebre alta, cuando el cuerpo pierde muchos electrolitos.

Recomendaciones:

  • No elimine completamente la sal de su dieta, a menos que tenga indicaciones médicas.
  • Tenga en cuenta las necesidades individuales de su cuerpo según su estilo de vida y condiciones de trabajo.
  • Si nota signos de deficiencia de sal (debilidad, mareos, calambres), consulte a un médico.

 

Mito 5: El exceso de sal en la dieta conduce a la acumulación de sal en las articulaciones

El término "acumulación de sal" se utiliza a menudo para describir el dolor y los crujidos en las articulaciones, asociándolo con la acumulación de sal de mesa en el cuerpo. Sin embargo, esto es un mito. Las enfermedades articulares, como la artrosis y la artritis, están relacionadas con cambios degenerativos en el cartílago, procesos inflamatorios y trastornos metabólicos, pero no con la acumulación de cloruro de sodio.

En algunos casos, las sales realmente pueden acumularse en las articulaciones, pero son sales de ácido úrico en la gota o sales de calcio en la calcinosis. Estas afecciones se deben a alteraciones en el metabolismo de otras sustancias y requieren tratamiento específico.

Recomendaciones:

  • Mantenga una dieta equilibrada, rica en vitaminas y minerales necesarios para la salud articular.
  • Mantenga la actividad física, fortaleciendo los músculos y ligamentos alrededor de las articulaciones.
  • Si siente dolor en las articulaciones, consulte a un médico para obtener un diagnóstico y recomendaciones.
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La sal de mesa es un componente importante y necesario de nuestra alimentación. Su consumo razonable ayuda a mantener la salud y el funcionamiento normal del cuerpo. Los bebés lactantes reciben suficiente sal de la leche materna o fórmulas adaptadas, por lo que no se recomienda añadir sal a sus alimentos antes de cumplir un año.

Se recomienda que los adultos consuman entre 5 y 6 g de sal al día. Los vegetarianos deben prestar especial atención a su consumo de sal, ya que los alimentos vegetales contienen menos sodio. Las personas que consumen productos de origen animal pueden obtener parte de la sal necesaria de la carne, pescado, productos lácteos y huevos.

Es importante recordar que muchos productos contienen "sal oculta". Los alimentos procesados, embutidos, quesos, aperitivos salados y conservas suelen estar sobresaturados de sal. El consumo excesivo de estos productos puede causar diversos problemas de salud, como hipertensión arterial, edema, y carga en los riñones y el corazón.

Recomendaciones generales:

  • Reduzca el consumo de productos procesados, ricos en sal.
  • Cocine en casa, controlando la cantidad de sal añadida.
  • Pruebe alternativas a la sal: especias, hierbas, jugo de limón, que pueden mejorar el sabor de los platos sin un exceso de sodio.
  • Hágase chequeos médicos regulares para controlar los niveles de sodio y su salud general.

El conocimiento y la comprensión del verdadero papel de la sal en el cuerpo le ayudarán a tomar decisiones informadas sobre su alimentación y salud. No se deje llevar por los mitos, confíe en la información verificada y cuide de usted y sus seres queridos.