
Han surgido hechos científicos recientes que refutan los daños del ayuno y demuestran los beneficios del ayuno para la salud y la longevidad.
No se trata de una forma extrema de ayuno que puede llevar a la degeneración y muerte. Generalmente, el ayuno prolongado se refiere a la abstinencia de alimentos durante 48-120 horas.
Solo estudios recientes han arrojado luz sobre el papel del ayuno en las respuestas celulares adaptativas del organismo.
Estos procesos son extremadamente complejos para el lector no preparado, por lo que intentaremos presentar la información de la manera más accesible posible. Aquellos que requieran conocimientos profundos sobre este tema pueden consultar los textos completos de las investigaciones a través de los enlaces proporcionados al final de este artículo.
Los resultados de un gran estudio realizado por Walter Longo y Mark P. Mattson, titulado «El ayuno: mecanismos moleculares y aplicación clínica», refutan los daños del ayuno y muestran las enormes posibilidades potenciales del ayuno para la longevidad y la mejora de la salud, así como para la ralentización del envejecimiento.
La abstinencia temporal de alimentos reduce el daño oxidativo y la inflamación, optimiza el metabolismo energético y fortalece la protección celular.
En los seres humanos, el ayuno intermitente o periódico protege contra la diabetes, el cáncer, las enfermedades cardíacas y la neurodegeneración, contribuye a la normalización del peso corporal, y ayuda con la hipertensión, el asma y la artritis reumatoide.
Los estudios en humanos muestran que diversas formas de ayuno pueden proporcionar una estrategia eficaz para la pérdida de peso, ralentizar el proceso de envejecimiento y optimizar la salud.
Por lo tanto, el ayuno tiene el potencial de ralentizar el envejecimiento y puede ser útil para la prevención y tratamiento de enfermedades con mínimos efectos secundarios.
El ayuno mediante la cetogénesis (síntesis de cuerpos cetónicos, no confundir con cetoacidosis) favorece el cambio del metabolismo, la lipólisis (proceso de descomposición de grasas) y la autofagia (autolimpieza de desechos intracelulares).

Los efectos del ayuno sobre el envejecimiento y las enfermedades se consideran respuestas a la adaptación evolutiva de los mamíferos a los períodos de escasez de alimentos. Durante el ayuno, se activan mecanismos celulares y moleculares responsables de los efectos protectores, que permiten la supervivencia en condiciones de privación total o parcial de fuentes de energía, evitando daños dependientes de la edad.
El mecanismo de acción del ayuno consiste en que provoca respuestas celulares de estrés adaptativas que aumentan la capacidad de enfrentar el estrés severo y neutralizar los procesos patológicos.
El ayuno puede tener un efecto positivo en la prevención y tratamiento del cáncer. Como muestran los experimentos, los ciclos repetidos de ayuno periódico pueden ser tan eficaces como la quimioterapia en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer en ratones.
El ayuno puede proteger contra el cáncer reduciendo el daño al ADN celular y mediante la apoptosis (autodestrucción) de las células precancerosas.
La idea de que el cáncer puede tratarse con una semana de ayuno, que se hizo popular hace varias décadas, puede ser solo parcialmente correcta, al menos para algunos tipos de cáncer, y puede resultar ineficaz para otros tipos de cáncer.
La eficacia del ayuno prolongado en el tratamiento del cáncer debe probarse en ensayos clínicos cuidadosamente planificados, en los que se estudien los efectos secundarios, incluida la debilitación del sistema inmunológico y el aumento de la susceptibilidad a ciertas infecciones.
Sin embargo, estudios en animales de diversos laboratorios indican que la combinación del ayuno con ciclos de quimioterapia aumenta considerablemente la eficacia del tratamiento del cáncer.

La investigación señala los efectos beneficiosos de diversas formas de ayuno sobre la hipertensión.
Los estudios muestran la existencia de un gran potencial para la salud y la longevidad, que puede proporcionar el ayuno periódico en la vida adulta. La abstinencia de alimentos es importante para mantener una salud óptima y reducir el riesgo de muchas enfermedades crónicas, especialmente las relacionadas con el sobrepeso y el estilo de vida sedentario.
Las investigaciones documentan la refutación de los daños del ayuno y confirman los efectos positivos del ayuno en los indicadores de salud, incluyendo la normalización de los niveles de glucosa en sangre, el aumento de la sensibilidad a la insulina, la normalización de la presión arterial, la reducción de la grasa corporal, la reducción de los lípidos aterogénicos (colesterol malo) y la inflamación.
Sin embargo, el ayuno no se recomienda para niños y personas mayores, así como para personas con bajo peso corporal y pacientes con diabetes mellitus que reciben insulina o fármacos similares a la insulina.
Las intervenciones dietéticas extremas en la vejez pueden continuar para proteger contra enfermedades relacionadas con la edad, pero pueden tener un efecto perjudicial sobre el sistema inmunológico y la capacidad de responder a ciertas enfermedades infecciosas, heridas y otros problemas.

Según la investigación, se recomienda realizar ayunos de más de 24 horas bajo la supervisión de un médico y preferiblemente en una clínica. Para combatir la obesidad, se recomiendan ayunos de 12-24 horas durante uno o varios días cada semana o cada mes, en combinación con ejercicio físico regular.
Los hechos clínicos y epidemiológicos confirman la capacidad del ayuno para ralentizar el envejecimiento y proteger contra enfermedades relacionadas con la edad. Los principales factores involucrados en el envejecimiento, que se agravan por un estilo de vida voraz, se ralentizan debido a la restricción de energía en el cuerpo humano. Estos son:
- daño oxidativo a proteínas, ADN y lípidos;
- inflamación;
- acumulación de proteínas y orgánulos disfuncionales;
- aumento del azúcar en sangre y la insulina.
Los efectos adicionales del ayuno, que pueden considerarse estrategias potenciales «anti-edad», son:
- estimulación de la autofagia (autoconsumo de desechos intracelulares). Para más información, lea nuestro artículo «Autofagia — mecanismo que aumenta la longevidad»;
- inhibición de la vía mtor (que impide la autofagia);
- cetogénesis (síntesis de cuerpos cetónicos).
Por lo tanto, los ciclos periódicos de ayuno no causan daño. Al contrario, proporcionan una estrategia de salud y longevidad más viable que la restricción constante de calorías, que es peligrosa por la posibilidad de desnutrición crónica y tiene efectos potencialmente adversos relacionados con una reducción excesiva del índice de masa corporal.
Enlaces a investigaciones que refutan los daños del ayuno:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3946160/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4102383/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3913690/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3208565/